Necrofilia mental

Sexo con voluptuosos ángeles en lúgubres cementerios ¿imaginaste alguna vez experiencia semejante? Pues en Second Life todo es posible. Tus pulsiones mas oscuras se vuelven virtualidad. Nunca antes, la posibilidad virtual estuvo tan contaminada. De eso se trata: de convertir cualquier resquicio de virtualidad en un camino perverso.

Estéticas de la necrofilia

Todavía en Rotterdam-software, ese pozo inmundo. Pero necesitas duplicar la apuesta. Ya contaminaste mucho y vas por más. A ver ¿nunca hiciste el amor con un caváder decapitado? La necrofilia es tan clásica como la humanidad, pero en el Metaverso podés seguir experimentando con ella hasta lo inimaginable. En la misma habitación donde lo hacías con chicas bien que jugaban a ser putas, ahora pasas la frontera.

En el Metaverso los cadáveres tienen movimiento, los zombies son sexys. Y por sobre todo aún no tienen olor. Podés inventar decenas de juegos con ellos. ¿Cómo realiza una fellatio una preciosa asesinada? Sólo tenés que animarte.

Estás en nuestras garras. Todo comienza a tener un sentido que antes te hubiera aterrorizado.

El sexo es un virus

Como si fuera una película de Fassbinder. Peor. Todo comienza con un juego. Te apoderas de una habitación. La conviertes en tu bunker. Ahora vuelves a ser humano por unas semanas. Una interminable lista de avatares hacen turno para tener sexo contigo. Otras, asquerosas capitalistas, te insultan sólo porque, como cualquier tiendero, ven únicamente el lado dinerario del asunto. Rotterdam, en SL, es una ciudad increíble. Una cuna maligna. Uno de los mejores sitios para contaminar. Por fin la expresión "virus informático" comienza a significar algo en el Metaverso.

La más inmensa de las orgías

La mutación comienza en tus neuronas. Los viejos y bestiales rituales recrudecen, pero absolutamente pervertidos. ¿Qué es vivir en una ciudad? Incentivar tus mas oscuros deseos. Desatar la mayor epidemia mental de todos los tiempos. Comienza con focos aislados, pero poco a poco el Metaverso comienza a desnudar tus pensamientos más oscuros. El Metaverso es una orgía sin más límites que los bits. Una orgía que no sólo implica a tu cuerpo, sino que avanza progresivamente en la expansión desmesurada de un instinto animal que no es sino tu humanidad enrarecida.

Deformaciones imtempestivas

Ya no sos humano. Al menos no del todo. Comenzó la mutación. Ya no querés volver atrás. Porque todas tus percepciones son desconocidas. Porque tus sentidos están definitivamente alterados. Estás conociendo esa otra parte. De a poco, sus proporciones humanas varían. Tu instinto se expande. Sos un animal, claro, pero un animal que está inventando. Un animal que está proyectando. Un animal único.

Bestial, simplemente. Perverso. Porque tomar la senda animal es proseguir en el camino contrario. Estás nuevamente en el mismo sitio, pero de a poco comenzás a desconocerte. Tu sexo no es el de ningún animal conocido. Es un sexo alien de inspiración animal. Querés llevar ese extravío tan lejos como puedas.

Zoofilia multiexpandida

Post Zoofilia: ya no ser humanos. Pero tampoco animales. Conquistar imaginariamente la líbido de esa especie mutante, intermedia. Ir transformando la excitación. Un grupo entrenado de escorts nekos en plena alteración corporal, desatando todas las fantasías para que ya no exista retorno. Esta especie inventada es un ejemplar de laboratorio. Un compendio de atrocidades.

Animales forzados

Las relaciones entre lo normal y lo anómalo se traducen en la pareja de lo mayor y lo menor. La implicación de la norma se enriquece así con un valor de dominación, dimensión estratégica y pragmática que estaba implícita en el vocabulario de lo normal o en la discusión epistemológica sobre las relaciones del individuo y la especie. Al llevar la discusión al terreno de la cultura, Deleuze aplica esa variación anómala al estilo y conduce a la crítica de las organizaciones hacia un nuevo plano: el plano político del arte en las culturas. (Anne Sauvagnargues).

Todo en el animal es metamorfosis y la metamorfosis es en un mismo circuito devenir-hombre del animal y devenir-animal del hombre; pues la metamorfosis es como la conjunción de dos desterritorializaciones, la que el hombre impone al animal forzándolo a huir o sometiéndolo, pero también la que el animal propone al hombre al indicarle salidas o medios en los que este jamás hanría pensado. (Gilles Deleuze)